La ciclista Barbara Gicquel, de 80 años, fue suspendida un año por dóping y así perdió el récord mundial que había logrado en agosto del año pasado en su categoría etaria. La estadounidense dio positivo de una sustancia prohibida en un control realizado luego de que consiguiera esa marca en el Campeonato Nacional Masters de Estados Unidos.
Si bien la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) no suele realizar test antidopaje a atletas veteranos, una prueba negativa es un requisito para certificar récords mundiales.
Luego de que Gicquel batiera la marca para el grupo de edad comprendido entre los 75 y los 79 años, el 29 de agosto de 2019, entregó una muestra de orina. Y el análisis detectó la presencia de metabolitos de methyltestosterona, un producto anabolizante prohibido por el código de la Agencia Mundial Antidóping (AMA).
La veterana ciclista alegó que estaba tomando un medicamento que contenía dicha sustancia desde marzo de 2005 y luchó durante un año para impedir la sanción. Pero finalmente aceptó el castigo: la suspensión por un año y la quita de todos sus resultados desde el 29 de agosto de 2015, fecha en la que se enteró que la medicación contenía una sustancia prohibida, según explicó la USADA en un comunicado.
"Rompí una regla al tomar una sustancia prohibida, pero no me dopé", aseguró Gicquel en una entrevista con The Washington Post. "Ha sido un año de una montaña rusa de emociones, lleno de ansiedad, algo de depresión e incredulidad de que creyeran que me estaba dopando, cuando solo quería vivir", dijo.
Terapista de profesión, la estadounidense vive en Salinas, California. Comenzó a practicar ciclismo a los 57 años con el objetivo de mantenerse activa, pero pronto empezó a fijarse objetivos más ambiciosos. Cruzó su país dos veces pedaleando, con el sueño de poder correr en cada velódromo de Estados Unidos. Y aunque no cumplió aún ese deseo, se transformó en una presencia habitual en los podios de las competencias masters de ese país.
Según le contó al Post, en 2005 le prescribieron un medicamento para tratar una bronquitis y algunos problemas relacionados con la menopausia. Y con el correr de los años desarrolló una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, por lo que continuó tomando la droga regularmente.
Recién en 2015 descubrió que contenía una sustancia prohibida por la AMA, pero pensó -asesorada por su médico- que si aparecía en un control, no le costaría una descalificación por la baja dosis que ingería diariamente y por su avanzada edad.
"Continué tomándola por miedo a que si la discontinuaba, podría costarme mi salud y tal vez también mi vida. Y quizás no podría correr más", comentó. Y afirmó que a ella la droga le proporcionaba importantes beneficios de salud, no deportivos.
La USADA no lo vio de la misma manera. Tras el resultado adverso en el control que le realizaron el año pasado, la agencia estadounidense aseguró que no había forma de saber si Gicquel habría conseguido los mismos logros si no hubiera tomado el medicamento. Además, destacó que la ciclista incumplió al no declarar la droga en ninguno de los formularios de control de dopaje.
Gicquel intentó conseguir una "Exención de uso terapéutico" retroactiva, que habilita a un atleta a utilizar una droga prohibida si resulta necesaria para su salud. Pero la USADA se la negó porque consideró que la documentación aportada no demostraba una condición médica que exigiera el uso de methyltestosterona y apuntó que su uso "perseguía un beneficio atlético adicional más allá de la recuperación de su salud".
Con la quita del récord y la sanción, Gicquel perdió también los títulos nacionales de persecución individual, velocidad y contrarreloj.
"Lamentablemente, a la USADA no le importa que yo haya tomado una pequeña dosis por válidas razones. Importa que la utilicé sabiendo que formaba parte de la lista de sustancias prohibidas", se lamentó la ciclista.
Fuente: www.clarin.com
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