Si la Navidad NBA es un momento que suele regalar jornadas y situaciones para el recuerdo, bien podemos decir que lo de Philadelphia 76ers este año fue todo un mensaje que puede resonar más adelante en la temporada. El conjunto de Brett Brown tuvo algunas irregularidades durante el curso que generaron ciertas dudas en cuanto a su verdadera cara. Sin embargo, nada como un partido como el de este miércoles para dejar bien en claro que el potencial es el de un verdadero candidato a grandes cosas. Porque ganarle al dueño del mejor récord de la campaña, y hacerlo de esta forma, es toda una demostración de poder.
En su regreso a casa para una Navidad tras 31 años, Philly fue una aplanadora que domó por completo a Milwaukee Bucks. Es más, fue un bloque que controló a esa bestia que parece indomable como Giannis Antetokounmpo. Además, acompañó su excelente trabajo defensivo con y récord de Navidad (y de franquicia) en triples anotados (21) para encaminarse a un espectacular 121-109, apenas la quinta caída de los de Mike Budenholzer en la 2019-2020 (27-5). El local mejoró su marca a 23-10, pero el mensaje superó cualquier número de su balance.
Decíamos que los 76ers pegaron a distancia, algo raro considerando que entraron al encuentro como el 7° equipo que menos triples anota en el curso (10,8). Sin embargo, terminaron con un sensacional 21-44 en triples. No sólo fue su mejor marca de la campaña (la anterior era de 15, en una caída contra Toronto), sino que fue el récord en un 25 de diciembre (curiosamente, en 2018 habían igualado el mejor registro, que era de 15), y la cifra top de la franquicia (igualó los 21 de enero de 2019 ante Minnesota).
Decíamos, también, que Giannis fue domado: fue el partido con más lanzamientos de campo errados, 19 en su camino al 8-27 con el que cerró el juego. Terminó con apenas 18 puntos (más 14 rebotes, 7 asistencias y 3 robos), aunque su impacto fue nulo y estuvo domado por unos 76ers que se cerraron en la pintura y le quitaron su gran virtud. Tomando más de 15 tiros, el griego jamás tuvo un porcentaje de acierto tan bajo (29,6%).
Pero también hay que decir que los 76ers tuvieron puntos altísimos, sobre todo un Joel Embiid gigante en los dos costados de la cancha: 31 puntos, 11 rebotes, 3 asistencias, 2 tapones y un muro ante Giannis. Aunque también fue enorme lo de Tobias Harris (22, 5-7 triples), Simmons (15, 7 rebotes y 14 asistencias), el dominicano Al Horford (11, 10 y 5), Josh Richardson (18, 5 y 5) y Furkan Korkmaz desde el banco (16 unidades, 4-5 triples).
Se sabe que el conjunto de Brett Brown no es particularmente conocido por su capacidad para el triple. De hecho, es el 7° equipo que menos anota a distancia por partido (10,8 convertidos, con 36,3% de acierto). Sin embargo, el inicio mostró una versión letal de Philly a distancia: 6 triples en 5 manos diferentes (Embiid, Harris, Richardson, Horford y Burke).
El único que repitió fue Embiid, completamente decisivo en el cuarto inicial: 14 puntos en 8 minutos para comandar la ventaja de 38-30 ante unos Bucks que sufrieron en el tramo que Giannis descansó (5 tantos, 5 rebotes y 4 asistencias cuando estuvo en campo).
Los 76ers extendieron su control y dominaron por completo. Su defensa anuló el impacto de Giannis, esperándolo para reducir su efecto cerca del aro y cerrando justo ante los tiradores. El 6-19 a distancia de la visita dejó en evidencia lo difícil que se le hizo a la hora de conseguir respuestas con un recurso habitual. Pero decíamos que el impacto de Antetokounmpo fue bajo: su carta de tiro del primer tiempo es bien gráfica al respecto. El 4-14 de campo fue muy pobre y, lo llamativo, tuvo fallos en la pintura, "su" zona. Al menos regaló un martillazo espectacular.
Lo de los 76ers, en ataque, fue creciendo en confianza minuto a minuto. Al llegar al descanso ya habían superado su media de triples anotados (11). Además, Embiid fue una bestia imparable (23 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias), y Richardson generó muchísimo con el balón en sus manos (16 y 3 pases gol). Lo del dueño de casa fue, por momentos, un baile: 69-48. De hecho, la desventaja de 21 al descanso fue la mayor para los Bucks en la era Budenholzer, según ESPN Stats & Info.
Fuente: mx.nba.com
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