
Los de Nurse se impusieron en dos prórrogas por 125-122, estirando la definición para el próximo viernes. El campeón mostró su amor propio para luchar frente a un rival en apariencia superior, con otra actuación fenomenal de Kyle Lowry.
Resulta muy difícil explicar exactamente cómo Toronto logró ganar este sexto partido y empatar su serie ante Boston en tres victorias por lado, sin caer en la referencia al corazón y amor propio del campeón. Porque si bien los Celtics lucieron superiores durante buena parte de la noche, nunca lograron sacarse de encima a un rival al que hay que ganarle unas 10 veces distintas para definir la historia.
Con enorme valentía y deseo, los Raptors sacaron las garras y extendieron la vida de su 2019-2020 al menos por 48 horas más: vencieron a los de Stevens por 125-122 en doble tiempo suplementario y forzaron el séptimo partido para el próximo viernes.
Más allá de una diferencia de 12 puntos de la que Boston supo disponer en el segundo cuarto, el resto del duelo fue extremadamente parejo y siempre manejado con brechas de un solo dígito. Tanto en el último cuarto, como en el primer suplementario, a los dos pareció pesarle cerrar la historia: hubo potenciales tiros ganadores fallados por Kemba Walker (con falta incluida de OG Anunoby), Pascal Siakam y Norman Powell, en quien Nick Nurse confió para jugar un aclarado en la prórroga, con la historia igualada en 106. ¿El resultado? Un triple fallado que forzó los segundos cinco minutos extra.
En ellos, un triple de Marcus Smart le dio ventaja de tres a los Celtics con menos de dos minutos en el reloj, pero la respuesta de Toronto no pudo ser mejor: triple de Powell, triple de Anunoby, dos y uno de Powell en transición y una daga de Kyle Lowry a media distancia, para adelantar a los suyos por cuatro a falta de 11 segundos. Un triple de Tatum le dio vida a Boston, que llegó a tener una última chance para empatarlo, aunque el tiro desesperado de Smart no ingresó. 125-122 y 3-3.
La cantidad de minutos en ambos equipos marca a las claras como los dos dejaron hasta la última gota de sudor en el campo: seis jugadores diferentes jugaron al menos 50 minutos, mientras que otros tres superaron los 47. Claro que si comparamos las edades de unos y otros, que los Raptors hayan podido salir victoriosos con semejante desgaste, toma una relevancia aún mayor.
Para esa victoria no hubo nadie más importante que Kyle Lowry, abanderado de ese Toronto que por momentos parece inmortal. El base terminó con 33 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias y un 12-20 de campo, anotando además el doble más importante de la noche, por encima de la marca de Kemba Walker.
Esa conversión de Lowry no fue casualidad: los Raptors hicieron un esfuerzo para involucrar a Walker en cada una de las defensas importantes del partido, dejando de lado su habitual ofensiva de pases para apostar por aclarados contra el pequeño base de Boston. En varias ocasiones, como con el uno contra uno de Powell al cierre del primer suplementario, la estrategia no funcionó, pero a la larga, terminó dándole a los canadienses algunos puntos dentro de un escenario en el que cada uno de ellos tenía un valor gigantesco.
Walker no solamente sufrió en defensa: también estuvo particularmente impreciso en ataque, terminando con ¡5 puntos en 52 minutos con un 2-11 de cancha!
Hablando de Powell, más allá de ese lanzamiento fallado, su aporte fue clave para el triunfo. No solo terminó con 23 puntos en 38 minutos, sino que además anotó nada menos que 15 tantos entre las dos prórrogas, incluyendo 10 en la segunda. Si bien el small-ball de Toronto le dio a Daniel Theis (18 puntos) algunas definiciones sencillas en el cierre, a la larga, la actuación de Powell terminó justificando la poco habitual decisión de Nurse.
En Toronto también hubo 21 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias de Fred VanVleet, mientras que al partido de Pascal Siakam hay que dividirlo en dos partes: una realmente mala en ataque (5-19 de cancha con varias pérdidas inoportunas), pero una cara completamente diferente en defensa, donde fue una muralla en la marca de Jayson Tatum.
Aunque Tatum terminó con 29 puntos, 14 rebotes y 9 asistencias, no pesó demasiado en los suplementarios: de hecho, hasta que anotó cinco puntos en los últimos segundos, ya con Toronto con ventaja de dos posesiones, el alero llevaba apenas dos unidades y apenas dos lanzamientos tomados en los tiempos extra. Gran parte de la responsabilidad de ese bajón hay que dársela a Siakam, quien al menos compensó su baja eficacia ofensiva con una espectacular labor en esa área.
Otro que tuvo una actuación difícil de enmarcar fue Jaylen Brown, autor de 31 puntos y 16 rebotes, pero con un 11-30 de cancha y sin tener apariciones importantes en los momentos calientes. En su favor: la bola pasó poco por sus manos, sino que estuvo mayormente en poder de Kemba y Tatum, quienes rara vez pudieron sacarse de encima la marca pegajosa de Toronto, sacando un par de penetraciones más alley-oop para Theis.
Más allá de lo estadístico, el partido fue uno de esos clásicos que hay que ver para valorar realmente el nivel de intensidad con el que se jugó, no solo en el clutch sino durante los 58 minutos. Esta vez, un par de detalles inclinaron la balanza en favor de los Raptors, dejando la mesa servida para un séptimo repleto de condimentos e incertidumbre. Al fin y al cabo... ¡Playoffs NBA en su más pura expresión!
Fuente: es.nba.com
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